martes, 19 de septiembre de 2017

Human Revolution VS. Mankind Divided


 
Ya ha pasado un año desde el lanzamiento de Deus Ex: Mankind Divided, una continuación de Deus Ex: Human Revolution. Sin embargo, el ruido provocado por uno no tiene nada que ver con el otro... Hoy, vamos a descubrir algo muy importante: los aciertos y los fallos de Mankind Divided como secuela. ¡Así pues, que empiece el enfrentamiento!



Todos sabemos cómo es un Deus Ex: juego en primera persona en el que se te presentan diversas situaciones que puedes superar de varias maneras según tu forma de jugar y evolucionar capacidades o aumentos, como los llaman en este universo. Puedes liarte a tiros, ir en plan conversador diplomático, tirar de sigilo y sistema de ventilación, sacar el acróbata trepamuros que llevas dentro... La gracia reside en la variedad de opciones. Además, entre encargo y encargo puedes deambular por la ciudad y descubrir subtramas y escondites a la espera de ser saqueados.



Human Revolution tenía un problema importante con esto, y es que muchas rutas de acción se te abrían solo si habías adquirido algún aumento concreto muy situacional. Está bien dar utilidad a todas las habilidades y saber que, tarde o temprano, todas pueden servirte, pero el propio árbol evolutivo está descompensado y muy pocos decidirán comprar la mejora para romper muros que raramente necesitarán cuando puedes hacerte con una para hackear torretas o para realizar saltos sobrehumanos. El impacto de unas es muchísimo mayor que otras, y el coste para desbloquear la invisibilidad es el mismo que para protegerte los ojos de los flashes.


Mankind Divided, sin embargo, solventa este problema. Por un lado, los Praxis o puntos de mejora son más numerosos, por lo que es más fácil animarse a desperdiciar alguno en talentos más marginales; por el otro, el juego se asegura de hacerte ver la importancia y el peso de todas las habilidades para que las valores más, pues durante la primera misión controlamos a un Adam Jensen en plenas facultades por un entorno donde cada aumento tiene su oportunidad para brillar antes de que, sorpresa sorpresa, se desactiven todos. Las situaciones en las que los aumentos más específicos son de utilidad también son más comunes que en la anterior entrega, por lo que el conjunto queda muy equilibrado.



En la exploración, también la secuela sale ganando, pues se ha añadido un crucial factor de verticalidad que se echaba en falta. Ahora es mucho más común tener que presar atención a distintos niveles y alturas, tanto por la ciudad como por las zonas de misión. Además, los pasillos ocultos y demás secretos para los más perspicaces siguen presentes por todos lados.


De momento, cualquiera diría que Mankind Divided supera a Human Revolution, que claramente es un digno sucesor... Pero no todo es blanco o negro, y en muchos aspectos es difícil discernir cual sale ganando. Por ejemplo, en ambos casos se trata el tema del transhumanismo desde enfoques distintos, ambos interesantes pero que, desgraciadamente, daban para profundizar más y se sienten con potencial desperdiciado. Donde sí hay una clara diferenciación entre ambas entregas es en las situaciones a las que uno se enfrenta durante la historia.



Sin entrar en el gran punto negro que son los enfrentamientos contra jefes, Human Revolution sufre de un ritmo irregular y altibajos marcados. Nos regala momentos magníficos, como la primera visita a Hengsha y todo lo que descubres sobre el mundo y su situación allí o la incursión a distintos puntos claves de la historia, pero también tiene una última misión terriblemente mal planteada. Mankind Divided, en cambio, es más sólido en este sentido, logra mantener un ritmo y una calidad más o menos iguales durante toda la partida, pero está falto de esos picos de genialidad que hacen tan memorable la anterior entrega... Y es un problema que no solo se refleja en su jugabilidad.



Unas de las grandes virtudes de Human Revolution son su arte y ambientación. Es precioso, un mundo precioso e interesante, no solo por su belleza superficial sino también por los cientos de detalles que cuentan tanto sin siquiera darte cuenta. Los interiores son hermosos, los callejones chinos resultan fascinantes y el cuarto de baño de Jensen cuenta más sobre el protagonista que campañas enteras de otros juegos. ¿Cómo no voy a enamorarme de unos escenarios con tanto mimo? Mankind Divided, por lo contrario, se muestra menos llamativo, menos inspirado. Ni mucho menos está vacío pero sí se siente más sobrio.


No creo que me equivoque si digo que Mankind Divided pule problemas de su antecesor pero pierde varios aciertos clave por el camino. Ambos son excelentes juegos, ambos son un paraíso del obseso compulsivo, pero no estamos ante una secuela ideal cuando al intentar recordar los momentos más intensos del juego te vienen a la mente los de Human Revolution, aún cuando Mankind Divided logra ser más equilibrado en conjunto. Me gustaría poder decir que espero ver una mejoría en los otras dos entregas que faltaban por desarrollar, pero visto el poco éxito actual de la saga y las declaraciones de Square Enix, creo que no tendremos Adam Jensen en una larga, larga temporada. Ojalá me equivoque.












Acerca de Anti

¿Sabéis cuantas veces se utiliza

el aumento social en Human Revolution?
Tres veces, tres en todo el juego.
Sed buenos carniceros y comprad el Typhoon.

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