miércoles, 1 de febrero de 2017

From Hell: Una relectura desde el infierno


El título es horrible, lo sé, pero necesitaba algo para titular este texto igual que la reseña de hace 4 años (¿cuatro ya? joder, cómo pasa el tiempo). Hablemos de From Hell.

Como muchos habréis notado con el paso de os años, soy una persona dada a las relecturas. ¿Transmetropolitan? Dos veces. ¿The Sandman? Tres veces. ¿Ojo de halcón? Cinco o seis veces. ¿El regreso del caballero oscuro? Demasiadas para contarlas. Esto tiene una consecuencia buena y otra mala. La buena es que, en casos como Planetary, títulos que la primera vez no terminaron de convencerme logran ganarse un hueco en mi corazón, llegando con el tiempo a la cabeza de mi top de cómics favoritos. La otra, que a veces una obra no es tan buena como la recordaba y cada nueva relectura es un viaje sin escalas a Villa Arrepentimientos (Hola 20 Century Boys). Como os imaginaréis, tenía mis serias dudas sobre cómo terminaría este reencuentro con From Hell... y me he llevado una sorpresa al respecto, pero probablemente no la que os esperáis.

From Hell no me ha parecido peor que la última vez porque, admitámoslo, era difícil que con el terrorífico recuerdo que tenía lograse ser incluso peor. Aún así, tampoco es como si me hubiera gustado, y le he encontrado varios fallos narrativos que no me esperaba de alguien con el talento y la experiencia de Alan Moore. Total, que... sí, la sorpresa es que me ha gustado más pero que también encontré nuevas cosas malas, y aún ahora dudo de si From Hell me gusta o no

Del arte de Eddie Campbell no tengo dudas: no me gusta, pero es la clase de dibujo sucio y violento que necesita una obra como esta.

From Hell sigue los crímenes de Jack el Destripador a partir de la teoría de Stephen Kinght, la cual acusaba al médico de la reina (William Gull) de ser el asesino en serie para atajar un chantaje a la realeza. La idea en sí es muy interesante, y el enfoque de Alan (crear un retrato de la vida en el Londres victoriano mediante una ficción histórica) es muy apropiado, pero su ejecución peca de un excesivo onanismo. Dicho de otro modo... a Moore le gusta lamerse la polla y enseñarte lo mucho que ha estudiado para guionizar esta obra, y esto le da más de una y de dos patadas a la narración. 

Sin hablar del capítulo 4 (el horrible, terrorífico y jodidamente aberrante capítulo 4, el cual comentaremos después...) son muchos los momentos en que Moore decide irse por la tangente para contarte lo que a él le apetece en lugar de ceñirse a los hechos o a la historia que intenta narrar. "Oh, ya sé, Alexander Crowley vivió en Londres durante unos años, voy a meter un cameo donde el pequeño Crowley le pregunte al detective protagonista si cree en la magia en dos páginas crípticas que no van a ninguna parte y están completamente aisladas, además de que nadie sabrá que ese niño es Crowley hasta que se lea las anotaciones del apéndice porque nadie en su sano juicio sería capaz de reconocer un dibujo de Alexander Crowley con 13 años al vuelo y que la escena tenga sentido a la primera". Esto no es la excepción sino la norma, y hay MUCHOS momentos así a lo largo de la serie. Que sí, que al final tenemos unas 50 hojas de apéndices explicando página a página sus fuentes y parte del proceso creativo que le llevó a realizar las escenas así, pero una cosa no quita la otra. Tú no puedes hacer un cómic parando dos o tres veces por capítulo la trama en seco para meter un guiño, y menos de las formas ridículas que lo hace en ocasiones. 

Eso sí, este no es el peor ejemplo. ¿Creíais que lo de Crowley era forzado? Pues esperad a cuando nuestro querido coprotagonista, el señor William Gull, se encuentra con gente y Moore decide poner en su boca PUTAS PROFECÍAS SOBRE SU MUERTE. Sí señor, vamos a meter dobles sentidos proféticos del tipo "Sus huesos nunca descansarán, señor XXXX" y que luego miras en el apéndice y ¡sorpresa! ¡Resulta que los restos de XXXX acabaron perdidos en la realidad, y eso sucedió 20 años después de los hechos narrados en From Hell! Y esto pasa tanto que acaba resultando ridículo. Meter personajes pululando por ahí y que se note el guiño porque querías meterlo queda mal, pero que aún por encima andes soltando estas cosas con tu protagonista lo único que consigue es que se resquebraje la sensación de realidad que exudaba tu obra desde el minuto uno. Joder, que uno de los capítulos abre con dos ¿alemanes? follando con diálogos sin traducir y al leer el apéndice te pone que SON LOS PADRES DE HITLER PROCREANDO, QUE CREYÓ QUE SERÍA POÉTICO MOSTRAR QUE HITLER PUDO HABER SIDO INSEMINADO EN LA MISMA ÉPOCA QUE LOS ASESINATOS DEL DESTRIPADOR. ¡¡¡No puedo tomarme en serio tu cómic si metes eso de por medio!!!

Pero bueno. Hablemos del capítulo 4.




Esta y la siguiente pueden ampliarse para que comprobéis EL HORROR.


Ya lo dije en su momento, pero cada vez que el doctor Gull habla sube el pan. Es un hombre pedante, hiriente y con un don para monologar durante 50 minutos, siendo su tema preferido "cualquier cosa excepto lo que a ti te interesa", y el cuarto número de la serie es la mayor muestra de ello. Este capítulo, titulado "¿Qué pide el Señor de ti?", se extiende a lo largo de 38 páginas donde lo único que tenemos es al señor Gull hablando de la arquitectura de Londres. Y de símbolos masónicos. Y de pollas. Muchas, muchas pollas. No lo digo por hacer el chiste, sino que literalmente dedica todo un día a ir con su cochero de paseo por Londres y decirle "¿Ves este monumento? Pues es una polla que pusieron los masones para adorar al Dios sol. ¿Y aquel campanario? Exacto, otra increíble y deliciosa polla". Mira, habrá a quien le guste, pero de entre toda la gente que conozco que se ha leído From Hell todavía no he encontrado a uno al que ese capítulo le resultara entretenido, y en la mayoría de los casos o sigue dándoles pesadillas o fue un motivo de peso para abandonar la lectura de una vez por todas. "¿Qué pide el Señor de ti?" es una de las cosas más insufribles que me he leído nunca, ya sea en un cómic o en un libro, y esta relectura no ha hecho sino confirmármelo. 

Y es una lástima, porque From Hell tiene muchas cosas buenas. El dibujo de Campbell confiere a la obra un aire turbio y enfermizo, el cual casa a la perfección con el tono que busca Moore y lo refuerza especialmente en los asesinatos y los pequeños detalles (el cambio de trazo cuando compara la vida de las prostitutas con la de Gull, por ejemplo). Cuando se deja de tonterías el guión está muy bien y nos da personajes rotos por los que preocuparnos (u odiar), y es super interesante ir leyendo los apéndices al terminar cada número, tanto para conocer el proceso creativo de Moore como ampliar y clarificar la información expuesta en la obra (y reírse con algunas de las múltiples salidas de tono de Alan durante el mismo). Diablos, hasta el segundo apéndice (el cómic sobre la evolución en el tiempo de las teorías y ficciones sobre Jack) tiene un toque meta fantástico y me gustó mucho pese a leerlo tan tarde, pero no creo que sea suficiente. Un cómic es algo más que algunas de sus partes, y From Hell dista mucho de estar en entre las mejores obras de su guionista. Qué coño, ni siquiera estaría entre los mejores cómics que me he leído fuera de una editorial grande, porque es difícil ser el mejor en algo cuando tienes tanta paja y relleno que no va a ninguna parte. Podríamos quitarle 100 páginas y no solo estaríamos salvando al Amazonas, sino también mejorando el resultado final por mucho. Todo lo que sucede desde el capítulo 10 hasta el final podría condensarse en un solo número y ahorrarnos fácilmente un quinto de cómic, y no echaríamos en falta nada.

Con todo, la nota graciosa con la que cerramos la entrada no es el enlace de antes a las idas de pelota de Moore en el apéndice. No, lo más gracioso de todo es que pese a que sigo sin saber si me gusta From Hell o no, esta relectura ha sido una experiencia interesante y es muy probable que en otros 3 o 5 años acabe comprándomelo y releyéndolo, ya sea por ver si mi opinión cambia un poco o por releer las partes buenas y saltarme todo lo demás. Quién sabe, igual de esa hasta me gusta el capítulo 4.

No hay comentarios:

Publicar un comentario