martes, 11 de agosto de 2015

Narutaru


Ante todo una cosa: este texto no va a ir tanto sobre la calidad de Narutaru sino de la razón por la cual me decepcionó tantísimo. Conocí Narutaru hará casi dos años en una entrada sobre deconstruir géneros, en la cual Rokuso se pasó a saludar y me recomendó un buen puñado de series que según ella hacían muy bien ese trabajo, estando entre las nombradas cosillas como Oyasumi Punpun y Mawaru Penguindrum, las cuales me encantaron nada más leerlas. Otra de las allí listadas era Narutaru, la que decía era una especie de deconstrucción loca de Digimon al que comparaba con Drakengard pero en fin, como que entonces no terminó de llamarme la atención y me decidí por otra antes que ella.

Con el tiempo me empecé a llevar más con Roku, fui leyendo aquellas cosas que me recomendó y me pasé por la piedra el Let's Play Drakengard de DarkId, que además de ser descojonante resultó una fuente de "WTF!?!?" enorme por todas las burradas que suceden a lo largo de ese juego (o más bien tras el primer final del título). Siguió pasando el tiempo, Rokuso me instaba una y otra vez a empezar Narutaru (yo a ella mientras la machacaba con TTGL), empezaba a tener ganas de algún manga con los mismos niveles de locura que Drakengard y entonces Angol comenzó a publicar su Nuzlocke en el Chan, el cual es una ida de olla genial que él mismo afirmó que es "un cuento infantil que los abuelitos narran en navidad para recordar el espíritu de la inocencia al lado de Narutaru". 

Y luego leí la vieja reseña de Rokuso en Luminous word sobre Narutaru, de la cual destaco con mucha diferencia la frase "Narutaru no es para nada lo que parece: es una serie muy dura, incluso para los adultos". ¡HOSTIA PUTA! - me dije. Si Roku, que de esa ya se había leído Punpun un par de veces, afirma que Narutaru es una serie muy dura, llena de conflictos y dilemas morales para el lector y que es genial esto tiene que ser muy la hostia.


Y me bajé Narutaru.


Y me leí Narutaru.


Y cuando llegué al famoso tomo 6 donde al parecer se empezaba a descontrolar no pasó nada.


Y cuando acabé el 7 apenas habían sucedido un par de cosas.


Y en el 8 igual.


Y en el 9.


Y en el 10.


Y tampoco en el 11.


Y por supuesto tampoco en el doceavo y último tomo.




Ya lo dije al principio: esto no trata tanto de si Narutaru es una buena o mala serie como que estaba condenada antes de empezar por todo el hype que me habían creado a su alrededor. Proablemente bajo otras circunstancias habría leído Narutaru y lo colocaría en unas relámpago porque, diablos, es una serie entretenida que tampoco me arrepiento de haber leído, pero como deconstrucción apenas aprovecha su material y los conflictos que presenta son en su mayoría clichés que ya he visto en otras series muchísimo mejor tratados. Porque no, escenas altamente gores en una serie a priori infantil no cuenta como deconstrucción a menos que tengan un propósito detrás, porque entonces Elfen Lied sería el seinen de entre los seinens y va a ser que no.


Se lo dije a Vic anoche: no quiero jugar la carta de Punpun porque la historia del pollito lo hace mejor que el 99,9% de las series, películas o libros del mercado, pero me he acordado un buen puñado de veces de él cada vez que le da por ponerse en plan "problemas sociales" y acaba mostrando los mismos conflictos cliché violentos y/o traumáticos de la adolescencia que los japoneses no paran de repetir en sus obras y que están mejor llevados hasta en The Maxx. ¡En The Maxx por Dios, un cómic salido en el panorama mainstream americano de los 90, época donde la gente decía que Rob Liefeld dibujaba bien! Aunque... bien pensado, The Maxx sí que tiene ese componente "QUÉ ES ESTO QUÉ ESTÁ PASANDO QUIÉN COÑO HA GUIONIZADO ESTO POR QUÉ ESA BABOSA GIGANTE ESTÁ MATANDO A GENTE EN BASE A LO QUE ESCUCHA EN UNA CINTA DE AUTOAYUDA Y ESTÁ DÁNDOLE DE COMER LOS CADÁVERES A UN MONTÓN DE HADAS PIRAÑA QUE VIVEN EN LA BAHÍA DE NEW YORK QUÉ LE ESTÁS HACIENDO A MIS NEURONAS PARA PARA PARAA MALDITA SEA DONDE ESTÁ LA LÓGICA AAAAAAAAAAAAAHHHHH", pero nos estamos alejando del punto.


Es cierto que mis expectativas buscaban un Drakengard, pero me habría conformado con una deconstrucción bien hecha como Madoka, Evangelion o incluso Mawaru, que pese a no deconstruir nada es uan serie que juega muy bien con las expectativas del lector y aprovecha unos capítulos iniciales aparentemente felices para profundizar en las psiques de los personajes y dar lugar a situaciones realmente duras (de hecho, uno de los momentos en los que peor lo pasé de mi vida viendo un anime fue con esta serie, y además era algo que jamás había visto tratarse abiertamente en ningún otro medio). Pero no, ni eso, y mira que es fácil. ¡Qué tienes a putos críos tratanto con putos dragones por Dios! Son criaturas invulnerables que están conectados a la mente de su humano y lo que les pasa a ellos lo sienten sus aliados. ¡TRABAJA CON ESO! Yo qué sé, el mero tropo de hacer que tuvieran que alimentarse de carne cruda (ya no digo humana, sino simplemente carne aleatoria) e hiciera a los chavales sentir cómo su adorable mascota mata a un perro callejero y lo devora en plena calle ya sería un shock para el pobre crío de turno. O mira, otra opción, muestra los miedos de que pierda el control sobre sí mismo y que en pleno calentón su criatura lo interprete como amenaza y decida atacar a los familiares y amigos del chaval. Tienes todos los ingredientes para hacer un seinen que haga sentir incómodos hasta a los adultos más curtidos, ¡muéstrame dilemas más allá del típico "¿Está mal matar a alguien cuando está en juego la vida de alguien que me importa?". por Dios!  


Y en fin, ahora supongo que tendría que hablar del ending, pero la verdad, para qué. No deja de ser un pastiche del final de cierto anime ultra famoso y el giro que tiene cierto otro manga super famoso a la mitad solo que metido a presión en un solo capítulo que oye, vale, el cómo lo narra queda bastante resultón, pero tras todo lo que hemos tragado hasta ahora casi resulta insultante que tenga ese caramelito reservado para las últimas páginas y no lo utilice ni desarrolle en ningún momento.



De lo normalucho del dibujo y de ciertos "vacíos argumentales" y/o problemas narrativos casi que no vamos a hablar. Total, ¿para qué?

En fin, supongo que ya va siendo hora de cerrar esto. En cierto modo Narutaru me recuerda a Dragon's Head: ambas series tienen la potencialidad para hacer un seinen brutal e incluso una deconstrucción de sus respectivos géneros pero, ya sea por falta de ganas o ambición, apenas aprovechan este material y se quedan en ese limbo entre lo bueno y lo malo donde también estarían King of ThornMonster Hunter Orage: productos que si lees te entretendrán pero que no te pierdes nada en ellos y que realmente no se me ocurre ninguna razón para deciros que vayáis a por ellos. Si a estas alturas os habéis quedado con ganas de leer alguna deconstrucción, casi cualquiera de las mentadas a lo largo de la entrada son grandes opciones en sus respectivos campos, ya sea desmontar personajes o ser la versión cómic de Drakengard. Eso sí, en caso de que busquéis una deconstrucción de las series de bichitos adorables donde los personajes acaben bien jodidos...


...yo también sigo buscándola. 

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