martes, 9 de octubre de 2012

El señor de las moscas - William Golding


Cualquiera que me lleve leyendo una temporada ya lo sabe, pero tengo una cruzada contra Los juegos del hambre. Me parece un plagio puro y duro de Battle royale. Bien, un día, durante una de mis conversaciones literarias me dijeron que Battle royale era una mezcla de La larga marcha de Stephen king y El señor de las moscas de William Golding. Bien, como buen lector que soy me froté las manos al oir eso y me propuse leer ambas obras lo antes posible. La larga marcha me encantó. ¿Qué sucedió con Lord of the Flies? Que sigo preguntándome qué parecido tiene con Battle royale a excepción de sus últimas páginas y cómo se supone que un libro puede degenerar tan rápido al salvajismo puro y duro.

Pongámonos en situación. Un avión cargado de pasajeros se estrella en una isla desierta en medio de ninguna parte y los únicos supervivientes son los niños que en él volaban. Tras un par de paseos por la isla, Ralph y Piggy convocan al resto de niños y deciden crear una asamblea. Elegido el líder y sus prioridades (conseguir comida y tener 24/7 un fuego encendido en la montaña para que el humo avise a cualquier barco que pase de su presencia de cara a un rescate) comienza una vida que debería ser idílica pero pronto se nos mostrará cargada de problemas... de la mano de los mismos niños.


Cualquiera que conozca Battle royale y Los juegos del hambre podrá hacerse una idea de qué clase de problemas estoy hablando, pero por si alguien no lo entendió me explayaré un poco más en ese aspecto: locura y masacre mutua. ¿Se entiende? ¿No? Bueno, digamos que hay un grupo de niños que decide pasarse por el forro las decisiones de la mayoría y forma "su propia tribu", la cual no dudará en putear sistemáticamente a la otra traspasando líneas que jamás deberían cruzarse... y menos si estamos hablando de niños de 11 años.
Los Simpson hacen varios cameos con este libro, siendo el más famoso y claro de todos el episodio "Das bus".

La verdad, ese fue justo el punto que más me llamó la atención de todo esto: que son críos. No se trata de adolescentes encerrados y obligados a matarse, sino de críos (los más pequeños tienen 5-6 años) que por voluntad propia deciden volverse salvajes y dejar de lado todo aquello que nos hace humanos. Sí, sólo es una novela, pero no he podido evitar sentirme mal en según qué momentos... y eso que apenas hay violencia en el libro. El problema es que cuando la hay es muy contundente.

Si os soy sincero, no sé si me ha gustado o no. Lo que sí sé es que no tengo pensado volver a leérmelo en muchos años y que me lo pensaría dos veces antes de recomendarle su lectura a nadie (y más si se trata de alguien fácilmente impresionable). En relación a las pelis no digo nada, pues no me quedó la menor gana de verlas tras terminar el libro.

Una última cosa. Tirando de Wikipedia he descubierto que Golding se "inspiró" en las novelas La isla del coral y Dos años de vacaciones. A la vista de las diferencias (ninguna de las dos muestra la locura  humana presente en El señor de las moscas) y que Golding homenajea La isla del coral empleando los mismos nombres para los protagonistas de la misma se le perdona, pero nunca está de más decirlo.

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